De golfistas a caddies

En el mundo taurino es habitual que si no se consigue triunfar como matador de toros, el paso natural sea seguir la carrera de banderillero. Así, muta el color de los bordados del vestido y de los dorados propios de los jefes de filas se pasa a los plateados de los subalternos. Es lo que se conoce como cambiar el oro por la plata.
Sin embargo, esto no sucedía hasta ahora en el terreno deportivo. Los papeles son mucho más estancos y, como mucho, quienes se retiran pasan a ocupar labores técnicas. En el golf, en concreto, la figura del «caddie» ha sido siempre un cajón de sastre en el que se han dado cita todo tipo de personajes. Desde familiares o amigos que cargan con la bolsa sin remuneración alguna a profesionales de club que viajan con sus compañeros para conocer mundo, pasando por escuderos asentados en los circuitos que se alquilan al mejor postor. Los españoles que se centran en la competición internacional solían recurrir a estos últimos ante la ausencia de compatriotas especializados en esta tarea. Curiosamente, España siempre ha dado grandes jugadores y profesores, pero no ha cultivado el terreno de los auxiliares de campo…
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