Los campos de golf del Campo de Gibraltar se reunirán con ARCGISA para tratar la estrategia frente a los problemas de suministro de agua

Durante esta semana, responsables de varios clubs de golf de la comarca del Campo de Gibraltar se reunirán con representantes de ARCGISA (Agua y Residuos del Campo de Gibraltar S.A.) para plantear las restricciones al riego a adoptar en caso de que no lloviera lo suficiente durante los próximos meses aún cuando los embalses de la zona retienen agua para diez meses aproximadamente.
Estos campos de golf se preparan para hacer frente a la sequía y, aunque algunos ya han ido adoptando medidas para poder regar en verano ejecutando importantes obras en sus recorridos o actualizando sus sistemas de riego, las peculiaridades de cada uno plantean la duda de si adoptar medidas de forma conjunta o si establecerlas de forma individual ya que algunos disponen de agua de pozo o han creado pequeños embalses o emplean un alto porcentaje de agua depurada para el riego.
En cualquier caso, muchos responsables de estos clubs coinciden en apuntar que lo más importante es garantizar el consumo humano aunque también en destacan el papel del golf como uno de los motores económicos más importantes de la región, una zona declarada en situación de «sequía excepcional severa» desde el pasado 15 de octubre en virtud de una Orden de la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía.
Desde entonces, rige una prohibición del uso de agua potable para riego de campos de golf, riego de jardines, parques públicos y privados, llenado de piscinas privadas, lavado de coches fuera de los establecimientos autorizados, baldeo de calles, uso de fuentes ornamentales que no dispongan de circuito cerrado de agua, duchas y surtidores públicos.
El decreto de la Junta establece cómo utilizar el agua no apta para el consumo humano. Puede utilizarse para el riego de supervivencia de jardines, parques públicos y campos de golf, quedando restringido a una dotación máxima de doscientos metros cúbicos por hectárea y mes, mientras que el riego agrícola queda restringido a un caudal del 50 %.