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«Los jugadores llegan con sus palos y sus sensaciones y gracias a TrackMan conocen sus verdaderos parámetros… con alguna que otra sorpresa» – Rubén Boldu, responsable del Fitting Lab Performance Center Salobre Golf

Palos de golf. Hierros, maderas, wedges, putters. Miles de opciones en el mercado y solo catorce unidades en la bolsa. Acero, grafito, titanio, carbono y otros materiales se juntan en algo más de una docena de piezas en las que depositamos toda nuestra confianza cada vez que pinchamos bola en el campo o cuando vamos a la zona de prácticas a entrenar. De ellos depende (en buena parte) que la jornada de golf sea un éxito o una agonía, que la disfrutemos o la suframos más o menos en silencio.

No todos los palos son iguales, obvio, ni todos los jugadores son iguales. Entonces, ¿cómo debe elegir sus palos un jugador de golf? ¿Los que eligió, o los que le regalaron, son los que mejor le van a su juego? ¿Ese driver que tanto nos han recomendado es el adecuado o debería ser otro? De todo esto, y de mucho más, hemos charlado con Rubén Boldu, responsable del Fitting Lab Performance Center Salobre Golf, posiblemente el clubfitter y clubmaker más prestigioso de las islas Canarias.
 

 

¿Cuáles fueron tus primeros pasos en el mundo del ‘clubfitting’ y del ‘clubmaking’?

Llevaba ya varios años como parte del staff de Salobre Golf & Resort, y la Salobre Golf Academy llevaba también varios años funcionando, cuando me propusieron formar parte de ella. La dirección de golf del resort quería reforzar el área de instrucción y entendía que tener un clubmaker en plantilla era un aspecto importante y, posiblemente, diferenciador. Como a mi se me daba bastante bien reparar todo tipo de cosas (era el manitas del club y solían asignarme tareas de reparación de casi todo lo que se estropeaba en cualquier área) y además era cuidadoso con mi trabajo, Alejandro González, el director de golf, me animó a formarme específicamente como clubmaker. Me pareció un interesante nuevo enfoque y, como además me gustan los retos, acepté. Posiblemente fuera de las mejores decisiones de mi vida profesional.

 

¿Cómo ha sido tu proceso formativo en ambas especialidades?

Mi primera formación fue en Inglaterra en 2008. Hasta entonces, de ‘montar palos’ únicamente sabía cambiar grips y pegar varillas, desconocía todo lo demás (que es mucho). Cuando esta formación terminó, me puse manos a la obra para mejorar las instalaciones de clubmaking y clubfitting del resort. Hasta ese momento eran poco menos que una pequeña zona de almacén cerca del green del 18 del campo sur, el Old Course, y le dimos vueltas hasta encontrar una mejor ubicación. Nos movimos a la actual zona de la escuela de golf, primero en una zona pequeña y poco a poco hemos crecido hasta ocupar prácticamente todo el edificio de la academia.

En 2009 y 2010 volví a Inglaterra a hacer más cursos de formación, y gracias a Golfsmith Europe pude realizar varios cursos incluido uno de master craftsman que me habilitaba para hacerle grinder a los palos, es decir, pulirlos y alterarlos pero sin perder su homologación. También hice cursos en Holanda y, especialmente, en Estados Unidos. Allí tuve la oportunidad de conocer varias escuelas de golf, la Scottie Cameron Gallery, la fábrica de Callaway en la que montan los palos de los jugadores del PGA Tour, la academia de Jim McClean (con un ejército de veinte profesores y nueve clubmakers), etc. En general, una experiencia muy enriquecedora.

En los últimos años he profundizado en formación en Estados Unidos, principalmente en la academia de David Leadbetter en Orlando. En 2017 tuve la oportunidad de conocer en profundidad la escuela de Leadbetter en ChampionsGate de la mano de su director, Sean Hogan, así como de formarme con su superespecializado equipo. Fue una experiencia impresionante.

Por cierto, en 2009 fue cuando incorporamos TrackMan al taller de clubfitting… y todo cambió.

 

¿Qué impacto tuvo la incorporación de TrackMan a tu actividad como ‘clubfitter’?

¿Impacto? Absoluto. Quiero que todo mi trabajo esté verificado por TrackMan. Literalmente, no cambio un varilla si TrackMan no me indica que debo hacerlo. Y cuando un jugador viene al taller a comprobar tal o cual palo, o con la idea preconcebida de que debe cambiar sus palos, hasta que no pasa por el escrutinio de TrackMan no considero que tengo toda la información para trabajar.

He probado otros radares, algunos son buenos y otros muy buenos, pero la más fiable y la que menos errores da, al menos desde mi experiencia, es TrackMan. Confío en él totalmente y esa confianza es básica. Actualmente cuento con una unidad de TrackMan Dual Core, la versión más reciente que incluye la posibilidad de hacer fitting de putter, algo que todavía muchos amateurs desconocen pero que también es una pieza importante para completar un buen fitting.

 

 

Has conocido talleres de ‘clubfitting’ y ‘clubmaking’ en diversos puntos de España así como varios países europeos y en Estados Unidos. ¿Que les diferencia entre sí?

Son culturas muy diferentes. En Estados Unidos, por ejemplo, es complicado ver a un jugador de cierto nivel comprando palos de golf ‘al azar’, sin conocerlo bien. Ellos tienen muy interiorizado lo del fitting, es decir, fittearse para saber qué material necesitan. Es muy habitual que cada campo de golf tenga un fitter en sus instalaciones por lo que el ‘autoconocimiento’ a nivel de material es alto. Comparativamente, en España hay muy pocos fitters.

Por ejemplo, en el Trump National Doral de Miami trabajan hasta nueve clubfitters. En cualquier tienda de Golfsmith te encuentras un par de clubfitters y clubmakers también. Prácticamente cualquier escuela de golf tiene en plantilla un clubfitter porque son conscientes de su valor.

 

Eres una referencia en el archipiélago canario, posiblemente el ‘clubfitter’ y ‘clubmaker’ con más actividad y proyección. ¿Qué tipo de clientes tienes y cómo trabajas con ellos?

Trabajo con jugadores de todo tipo, de varios perfiles y todos los niveles de juego. Desde ‘hándicaps 20’ hasta jugadores scratch e incluso profesionales y jugadores de alta competición. La mayoría de mis clientes, calculo un 70 %, son hándicaps bajos que buscan mantener un buen nivel de juego; por otro lado trabajo con pros que quieren mantener su equipo siempre a punto.

También trabajo con la Federación Canaria de Golf así como con alumnos de academias de golf de todas las islas ya que sus profesores me envían a los junior para ajustarles el material. En general, y afortunadamente, tengo un portfolio de clientes amplio y de calidad que me permite estar muy activo.

Creo que lo que más valoran mis clientes es que conmigo se quedan plenamente satisfechos con su material y también que reciben consejos para mejorar su forma física y su elasticidad en base a su tipo de swing. Soy jugador casi scratch y tengo el título TPI Level 1 Golf Fitness, no doy clases de golf pero sí les ayudo a que, cuando las reciben, lo hagan en las mejores condiciones.

 

Las federaciones territoriales de golf, ¿tienen o deberían tener un ‘clubfitter’ y un ‘clubmaker’ de referencia para atender a los jugadores de sus equipos?

Sin duda, y me consta que varias de las territoriales de la península ya cuentan con clubfitters y clubmakers en sus equipos de trabajo. El trabajo que realizan con los jugadores junior es muy bueno, a la vista está la buena cantera española, y no deben pasar por alto el seguimiento de alto nivel de su material de juego.

 

 

¿A partir de qué momento es recomendable que un jugador de golf ‘fitee’ sus palos?

Realmente no hay un punto exacto aunque está claro que un jugador, cuanto menor hándicap tenga, más rendimiento le va a sacar al material y más va a aprovechar la experiencia del fitting. Un jugador de hándicap alto suele tener mucha dispersión en su swing, por lo que el fitting es una herramienta orientativa.

Sin embargo, para un jugador de handicap bajo, con un swing más constante, el fitting es una herramienta definitiva. Cuando fiteo a estos jugadores busco valorar qué dureza de varillas es la más adecuada así como establecer qué cabeza de palo sería oportuna.

 

Dispones de un taller amplio con una buena cantidad de material, ¿cómo has organizado tu centro de trabajo?

Lo más importante es disponer del mayor número posible de variedades de componentes y, afortundamente, aquí cuento con prácticamente todas las varillas del mercado (unas quinientas de muchas marcas, modelos, pesos, etc.) así como una gran cantidad de cabezas y grips. Mis proveedores me facilitan todo el material de su marca para que mis clientes puedan valorarlo con calma y encontrar lo que más se ajusta a las características de su swing.

 

 

Imaginemos que llega a tu taller un jugador de hándicap medio-alto con un juego de palos estándar, completo, de ‘driver’ a ‘putter’ de la misma marca, con intención de mejorar su equipo. ¿Cómo actuarías?

Lo primero sería fittear ese material y, a partir de ahí, valorar el margen de mejora. Ojo, que no siempre hay margen de mejora, en ocasiones un palo estándar es muy adecuado para un jugador y no necesita complicarse más. Si TrackMan indica que posee los parámetros adecuados y no se pueden mejorar (o es muy complicado), no voy a animarle a que cambie de material.

Pero si, aún así, el cliente quiere cambiar su material, entonces empiezo a buscar las varillas y cabezas que mejor se adapten a su nivel de juego. Si el jugador presenta hándicap alto, busco una cabeza de hierro cavity con peso perimetral que facilite el juego así como una varilla que tenga la dureza más adecuada para su velocidad de swing.

En cualquier caso, me fijo principalmente en la velocidad de swing y en el impacto ya que no es lo mismo el impacto regular de un hándicap bajo que los diversos impactos que produce un jugador de hándicap alto más irregular. Igualmente tengo en cuenta que este último, el jugador de hándicap alto, está trabajando para mejorar su swing y que posiblemente su impacto mejore progresivamente.

 

Una vez que averigüas qué características debe tener el material ideal para tu cliente, ¿cómo haces para recomendarle una marca u otra?

Mientras hago el fitting voy descartando opciones y voy fijándome en el punto de flexión que debe tener la varilla que elija así como su dureza medida en ciclos por minuto. A velocidad de swing ‘X’ le corresponden unas varillas de ‘X’ ciclos por minuto y eso es inamovible. También me fijo en el ángulo de ataque del jugador y eso me ayuda a descartar alguna de las varillas seleccionadas inicialmente. En todo momento busco que las varillas que no se descartan cumplan con los parámetros indicados por TrackMan.

En lo que se refiere a las cabezas de los palos, dos aspectos fundamentales en ellas son los ángulos de lie y loft. Algunas marcas apuestan por el fitting estático pero no es mi estilo, prefiero buscarlas en base al fitting dinámico con el impacto.

Una vez que tengo claras las mejores opciones para mi clientes, se las expongo todas con el objetivo de que las pueda valorar con tranquilidad. No trabajo con ninguna de ellas en exclusiva de modo que soy neutral. Únicamente tengo una cierta preferencia por las marcas japonesas por la forma que tiene de trabajar y por los materiales que utilizan para forjar los palos. Confieso que tengo debilidad por VEGA por su historia como forjadores de espadas samuráis y por la facilidad con la que un clubmaker puede trabajar con sus materiales.

En las últimas décadas los materiales con los que se fabrican los palos de golf han evolucionado mucho pasando del acero al grafito y después al titanio y carbono, pero eso no significa que lo nuevo sea mucho mejor que lo viejo. Es bueno, sí, pero te puedes encontrar con un palo de hace diez años con unas prestaciones insuperables para tu cliente… y no le recomendaré que lo cambie.

 

 

¿Cada cuánto tiempo es recomendable revisar los palos de golf para asegurar que se encuentran bien calibrados?

Depende de la frecuencia con la que los uses. Un jugador que sale al campo una o dos veces por semana debería revisarlos cada seis meses, pero si juega una vez al mes con revisarlos una vez al año es más que suficiente. Al final se trata de mantener los grados correctos y que un hierro siete siga siendo un siete.

Los grados de los palos se alteran poco a poco debido a los impactos contra el suelo, contra alguna piedra, por algún mal gesto cuando un golpe no sale como el jugador quiere… Un hierro forjado, por ejemplo, puede cambiar medio grado o un grado, y después de mucho tiempo esos cambios se acumulan y un hierro ocho puede pasar a ser un nueve y el jugador lo ignora.

 

El año pasado, al no poder viajar algunos de los camiones del European Tour hasta la isla, durante el Gran Canaria Lopesan Open tú fuiste el ‘clubmaker’ oficial del torneo, ¿cómo viviste la experiencia?

Esa semana, ese torneo, la posibilidad de trabajar con jugadores top, algunos de ellos ganadores de torneos del European Tour, fue uno de los hitos de mi carrera profesional. Pude atender a jugadorazos como Rafa Cabrera, Álvaro Quirós, Jorge Campillo, Manuel Elvira, Mike Lorenzo-Vera y varios otros, escuchar sus «problemas» con el lie y el loft de su material y aportarles soluciones. Disfruté mucho esos días.

Trabajar con jugadores profesionales de alto nivel es, dentro de la alta exigencia, muy sencillo. Fittear a un jugador que conoce perfectamente su swing, que es constante con él, que entiende los parámetros de TrackMan, y que sabe lo que quiere conseguir, facilita mucho la labor de un un fitter… incluso cuando te piden que les cambies un cuarto de grado en un hierro determinado.

 

¿Qué proyectos tienes a medio y largo plazo?

Básicamente mejorar, ampliar, reforzar el proyecto que estoy desarrollando en Salobre Golf & Resort. Me dan mucha libertad de acción y confían tanto en mi trabajo como en mis ideas así y eso es de agradecer.

Tengo en mente incorporar varias máquinas al taller para la próxima temporada y ampliar con ellas las capacidades del Fitting Lab Performance Center. Y, sobre todo, cambiar una de las paredes del taller para que sea una gran superficie de cristal de modo que desde el exterior se pueda ver el trabajo que desarrollamos. La academia de Jim McClean en Miami así lo ha hecho, puedes verles trabajar como a los grandes chefs y querría replicarlo aquí en Gran Canaria.